Shuriken 2

Capitulo2: Un amigo es un amigo.

Romikichi estaba en el bosque, perdido, no savia que hacer ni a donde ir la soledad le desbordaba, se acercó a una pequeña cueva, necesitaba un lugar donde pasar la noche, pasar la noche a la intemperie. Ya estaba amaneciendo, Romikichi se asomó a la puerta de la cueva y vio algo, una silueta extraña entre un arbusto, entonces una gran oreja se asomó entre las hojas seguidas de un pequeño hocico negro, seguido de un color naranja brillante, al ver que se trataba de un zorro, Romikichi se dispuso a cazarlo, porque no podía desperdiciar una oportunidad así, entonces el zorro se acerco con cuidado a una pequeña charca que había a un lado de la cueva, Romkichi ya tenía la espada desenvainada cuando el pequeño zorro, se acercó a el y se dejó caer en sus pies, era pequeño, estaba mustio, decaído, tenía unos ojos tristes, Romikichi volvió a envainar la espada, el no podía acabar con ese pequeño zorro, volvió a la cueva, alzó la cabeza y apreció un pequeño roedor en un saliente de la pared de la cueva, una pequeña musaraña, le asestó una estocada y la recogió, se la enseño al zorro y rápidamente se puso en pié, le lanzó la musaraña, el zorro se acercó y la recogió, se la empezó a comer estirando las tiras de carne, aunque al final optó por tragarse-la.

Romikichi, recolectó unas pequeñas plantas, con propiedades curativas, Romikichi era un gran estudiante y se conocía todas las plantas de los alrededores y sus propiedades, y emprendió su viaje, Romikichi no quería ser rey, quería ser un gran ninja, al cual nadie conocería, el quería ser un héroe, pero todavía no tenía el coraje suficiente. Romikichi empezó a caminar,debía de llegar a Makizushi, el pueblo mas cercano a su castillo donde vivía su tío Gari, que aun en ser el pueblo mas cercano tenía que pasar por; el Bosque Futomaki, las Estepas Osomaki y las Cienagas Kappamaki.

En el bosque debía ir con cuidado muchos bandidos ocupaban el bosque, en su camino a lo largo de un acantilado pudo observar una casa, tal vez allí le podrían dar de comer! Romikichi comenzó a correr hacía esa pequeña casa de madera, a medida que se acercaba iba ralentizando el paso, justo enfrente de la cabaña pudo intuir que estaba abandonada, se acercó a la puerta subiendo tres pequeños escalones que la separaban de el suelo. Abrió la puerta sin pedir permiso y entro, despacio, ojeo la habitación ya que solo había una, en la habitación disponía de una estantería, en la que había una vasija con un ungüento curativo que el savia distinguir, para detener hemorragias. Se acercó hasta el baúl, lleno de polvo y dentro había una bolsa, dentro, una gran rodaja de pan en la cual ya le empezaba a salir moho, sacó la mochila y arrancó un pellizco de pan, en ese momento se olvidó por completo de los asesinos, se olvido de que posiblemente le pudieran estar siguiendo. Era el mejor momento que había tenido para descansar, estaba empezando a anochecer, pensó que iba bastante avanzado, mas de lo que había pensado andar y decidió esa noche quedar-se allí a descansar.

Las montañas ocultavan completa-mente el sol, no se veía nada i no se podía arriesgar a encender una pequeña vela, se tumbó en el frío suelo y cerró los ojos, mientras pensaba en su padre, lo que su padre esperaba de el. Un ruido le despertó, abrió completamente los ojos, algo hacía mucho ruido fuera de la cabaña, los matojos se oían mover bruscamente, el sonido débil y apagado se traspasó debajo de la cabaña, a las escaleras mas tardes, entonces se dio cuenta de que, se había dejado la puerta abierta aunque en apariencia cerrada, la puerta se abría, lentamente, nada se asomaba, Romikichi se quedo de piedra, inmóvil

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